Foto cortesía de la Universidad Monteávila

21 de octubre de 2019

20 años andando Derecho*

Eugenio Hernández-Bretón
Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas

A Boleíta Norte me llevó la mano del doctor Arístides Rengel-Romberg, un hombre bueno, sabio y sencillo, y al colocarme sobre la montaña, de la otra mano me tomó un hombre igualmente sencillo, sabio y bueno, el doctor Enrique Pérez Olivares. Entre los dos me hicieron abrazar a esta Facultad que no he dejado de abrazar. Ví al doctor Rengel Romberg en su oficina de Decano escribiendo sus libros y también al doctor Pérez Olivares despachando desde los pasillos de la universidad, reunido con todo aquel que quisiera conversar con él. Ambos encarnan el espíritu del hombre universitario universalmente culto, del hombre de saberes y valores trascendentales y de la sabiduría eterna. Su ejemplo es su mejor lección universitaria. Siempre están con nosotros.

Nuestra Facultad ha logrado reunir a un grupo de profesores que vive los ideales de la UMA, son gente dispuesta a ser útil a nuestros alumnos. Entre nuestros profesores están nuestros egresados, prueba de que vamos bien. Nuestros alumnos son el motivo del trabajo de nuestros profesores, son alegres e inteligentes, y quieren ser mejores. La universidad se anima con sus ruidos y se entristece cuando se van. El personal de la universidad, los que no se ven, pero cuyo trabajo sí se ve, desde la Biblioteca hasta los jardines, son los que incansablemente hacen que nuestro lugar nos anime a avanzar en nuestra marcha.

Nuestra Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas sigue siendo una facultad pequeña, pero con sus ventajas, pues todos nos conocemos y con todos nos hablamos. Nuestra Facultad tiene una sola Escuela, la de Derecho, y a veces nos llaman Facultad de Derecho. Hemos seguido por un solo camino, sin detenernos. Por eso es que cuando pensé en un lema para nuestra Facultad con ocasión de estos 20 años de inicio de la marcha académica, se me ocurrió decir que tenemos «20 años andando Derecho», sin salirnos del camino. ¡Avancemos!

 Este artículo fue publicado originalmente en Pluma.

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