24 de abril de 2024

Nociones sobre Geopolítica Petrolera

Simón Herrera Celis

Abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. Maestría en Derecho en American University. Consultor en materia de energía

Introducción

El término geopolítica es equívoco y se utiliza en distintos ámbitos en su relacionamiento con el poder, el Estado y el espacio geográfico. La acepción a la cual nos queremos referir aquí es a la que considera a la geopolítica como una disciplina que estudia los acontecimientos políticos y el impacto de la geografía en las relaciones internacionales. Es por tanto una disciplina que contribuye a la toma de decisiones en los centros de poder político y económico.

La geopolítica petrolera es quizás la rama más importante de la geopolítica, con una metodología que ayuda a explicar el protagonismo del petróleo en las relaciones internacionales, no solo entre los Estados, sino con respecto a las grandes empresas globales de la energía, en un mundo todavía dependiente del petróleo. Existe un vínculo entre la necesidad de producir energía y la necesidad de ocupar los espacios geográficos donde los recursos como el petróleo son abundantes. De ello se derivan con frecuencia pugnas y conflictos de diversos órdenes.

La geopolítica energética es un término más amplio que el de geopolítica petrolera, ya que incluye a las energías alternativas y renovables, además del gas natural y el carbón. A veces incluso se habla de geopolítica petrolera refiriéndose a la geopolítica del petróleo y el gas natural, aunque estos hidrocarburos responden a realidades económicas, comerciales y técnicas distintas. Lo que sí es verificable es que a medida que las fuentes de energía bajas en carbono aumentan su posicionamiento en la matriz energética mundial, la geopolítica petrolera se verá reemplazada por la geopolítica de la transición energética. Pero, como sabemos, esta historia se está escribiendo todavía.

En este breve ensayo desarrollaremos algunas nociones sobre la geopolítica petrolera, como lo son el control de las reservas, el control de las rutas de transporte, la seguridad energética, la independencia energética, así como las alianzas energéticas globales. Igualmente revisaremos el tema del eventual fin de la geopolítica petrolera. Es de por sí un tema complejo y retador. Advertimos que los conceptos de Estado, nación y país son aquí utilizados de manera amplia.

 

Control de las reservas

En la geopolítica petrolera se estudia el control de las reservas de petróleo como un punto clave. En su concepción más general, las reservas constituyen los recursos descubiertos que pueden ser aprovechados mediante la tecnología disponible, los precios y los costos de producción calculados al momento de su estimación. Por tanto, es un principio de geopolítica que sostiene que aquel que controle las reservas, debería controlar su oferta en el mercado mundial. Esto, sin embargo, pierde vigencia si las reservas se encuentran en zonas de conflicto bélico, disturbios civiles o de otra naturaleza.

Las reservas de hidrocarburos son en la actualidad controladas en su mayoría por las grandes empresas estatales propiedad de las naciones ubicadas en el Medio Oriente, Suramérica y otras regiones. Por su parte, las empresas internacionales de la energía continuamente están en la búsqueda de aumentar sus reservas o bien sustituir las reservas ya explotadas. Estas empresas internacionales usualmente cotizan en las bolsas de valores más reconocidas del mundo y deben por tal razón documentar sus estimaciones de reservas en sus reportes. Sin embargo, muchas empresas petroleras estatales no divulgan sus reportes para sustentar sus estimaciones de reservas.

 

Control de las rutas de transporte

La geopolítica petrolera considera importante el estudio del control de las rutas de transporte del petróleo. Estas rutas son esencialmente por vía de oleoductos y marítimas. Más de dos tercios del transporte se realiza por medio de tanqueros y supertanqueros. Las rutas de transporte por oleoductos traspasan con frecuencia las fronteras entre naciones, constituyendo fuentes de ingresos para las naciones que reciben las tarifas de transporte, al igual que los beneficios por servidumbres de paso.

En este orden de ideas, es vital mantener la seguridad de los llamados estrechos y disponer de flotas petroleras de primer nivel. Los estrechos son canales de agua (naturales o artificiales) que conectan mares, océanos o lagos, y que se encuentran entre dos masas de tierra. En la geopolítica petrolera se han identificado los siguientes cuellos de botella que tienen una importancia clave en las rutas marítimas: (i) el estrecho de Ormuz (entre Omán e Irán, comunica el Golfo Pérsico con el Golfo de Omán); (ii) el estrecho de Malaca (entre la Isla de Sumatra en lndonesia, y Malasia y Singapur); (iii) el canal de Suez (entre el Mar Mediterráneo y el Mar Rojo a través del istmo egipcio de Suez); (iv) los estrechos del Bósforo y los Dardanelos (entre el Mar Egeo, el mar de Mármara y el mar Negro en Turquía); (v) el estrecho de Bab el-Mandeb (entre Eritrea y Yibuti en África, y Yemen en la península arábiga, conecta el mar Rojo con el golfo de Adén, en el océano Índico); (vi) los estrechos Daneses (las vías llamadas El Gran Belt, El Pequeño Belt y el estrecho de Øresund, que unen al Mar Báltico con el Mar del Norte), y (vii) el canal de Panamá (entre el mar Caribe y el Océano Pacífico). Otras rutas marítimas de relevancia, a pesar de no ser consideradas entre los principales cuellos de botella son: el cabo de Buena Esperanza en el extremo sur del continente africano, y el estrecho de Gibraltar situado entre Europa y África.

En determinadas rutas de transporte marítimas o terrestres de petróleo es posible para algunos actores emprender acciones coercitivas o disruptivas, trayendo como consecuencia la interrupción de los flujos económicos normales y, en ocasiones, las subidas de precios por las restricciones de la oferta.

 

Seguridad energética

En la geopolítica petrolera la seguridad energética puede ser analizada desde el punto de vista de los países consumidores y de los países productores. Para los países consumidores la seguridad energética es una política que tiene como premisa básica la seguridad del abastecimiento mediante una oferta adecuada del suministro de energía a precios estables, por lo cual puede incluir otras fuentes como el gas natural y las energías renovables. En este sentido, hay que considerar que muchos países no cuentan con recursos energéticos suficientes para sus economías, con lo cual se convierten en importadores netos de energía. Para los países productores la susodicha seguridad energética supone poder producir y colocar la energía en los mercados globales. Tiene por tanto que haber una disponibilidad ininterrumpida de fuentes de energía en ambos supuestos de consumidores y productores bajo el concepto de la seguridad energética.

Los conflictos bélicos, disturbios civiles, accidentes industriales, derrames, terremotos, huracanes y otros eventos que con alguna regularidad ocurren en el mundo dan cuenta de la fragilidad del sistema energético. Por ejemplo, conocemos las experiencias de cierres de centrales de carbón que han sido reabiertas recientemente para cumplir con las necesidades de consumo de energía, y de tal forma garantizar la seguridad energética en sus países.

 

Independencia energética

En geopolítica petrolera la independencia energética es frecuentemente vista como un complemento en el estudio de la seguridad energética. Dicha independencia constituye la capacidad de un país de producir su propia energía con carácter de autosuficiencia o bien su dependencia a algunos proveedores externos. En un sentido más restringido, este concepto puede utilizarse para indicar la dependencia de un país de los recursos energéticos de otro. Por tanto, la dependencia energética sirve para evidenciar hasta qué punto una economía nacional depende de las importaciones para satisfacer sus necesidades energéticas.

En los casos en que un país adopta una política de independencia energética debe aceptar precios más altos de los recursos energéticos con posibles efectos negativos en su balanza de pagos. En contraposición, en una política de seguridad energética, el origen de los suministros se torna irrelevante pues lo más importante es disponer de proveedores eficientes.

 

Alianzas energéticas globales

La geopolítica petrolera ha producido importantes alianzas energéticas globales que han representado los intereses de los productores y los consumidores.

Los mayores productores de petróleo del llamado tercer mundo formaron la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) con el objeto de defender sus intereses comunes en el mercado mundial. En los últimos años se han agregado otros países a la OPEP, en la alianza conocida como la OPEP+. Luego tenemos a los países agrupados en la Agencia Internacional de Energía (AIE), integrada por los grandes países industriales y consumidores de energía, cuyos intereses son distintos a los de la OPEP+. Y también están presentes las empresas de energía, la mayoría de capital privado, algunas de las cuales a lo largo de muchas décadas controlaron la producción, la fijación de los precios y la comercialización en la industria.

En cierta medida, la OPEP fue creada para hacer frente a las grandes empresas del petróleo, cuyo mayor emblema lo constituyó la alianza de las Siete Hermanas hasta bien entrado el siglo XX. Algunas de estas megacorporaciones tuvieron el apoyo decidido de sus gobiernos de origen en muchas de sus actuaciones, jugando un rol estelar en la geopolítica mundial. A manera de reseña, mencionamos a las Siete Hermanas: Standard Oil of New Jersey (Exxon), Royal Dutch Shell, Anglo-Iranian Oil Company (luego British Petroleum (BP)), Standard Oil of New York (Mobil), Standard Oil of California (más tarde Chevron), Gulf Oil Corporation y Texaco. Por su importancia a lo largo del siglo pasado, en este grupo habría que agregar a Compagnie Française des Pétroles (CFP) (en la actualidad TotalEnergies). Estas Siete Hermanas no actúan de manera coordinada en los tiempos modernos, pero su influencia económica sigue siendo innegable.

La OPEP+, la AIE y las empresas de la industria siguen moviendo sus piezas en el gran mapa petrolero. Sin embargo, no pareciera que existiese en la actualidad una alianza de empresas privadas como la que hubo en el siglo pasado.

 

El eventual fin de la geopolítica petrolera

La transición energética hacia energías renovables y alternativas en el marco de los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París de 2015 significará eventualmente el fin de la geopolítica petrolera. Por supuesto, los tiempos de esta transición son impredecibles.

En este orden de ideas, en algún momento, la caída de los ingresos por concepto de ventas de petróleo, y también de gas natural, puede colocar en una situación muy difícil a los Estados que dependen de esos ingresos, dentro de los cuales se encuentran la mayoría de los integrantes de la OPEP+. También puede poner en una situación complicada a las empresas de hidrocarburos. De allí la importancia de que los Estados y las empresas se adapten a las nuevas realidades, como de hecho muchos de ellos están ya haciendo.

Por otro lado, al concretarse la transición energética, muchos Estados producirán su propia energía dentro de sus fronteras, tomando en cuenta que los proyectos de energías renovables y alternativas generalmente son locales y no de exportación/importación. Estas nuevas circunstancias en el mercado energético tendrán como resultado una redistribución del poder económico y político a nivel mundial.

En cualquier caso, se debe garantizar la seguridad energética. Los tomadores de decisiones en las esferas públicas y privadas todavía tienen que afrontar la delicada tarea de conciliar las necesidades de una transición efectiva con la adecuada seguridad energética que permita el continuo y normal desarrollo de los proyectos económicos y de la vida en general. Sin energía en los hogares, en los centros de estudios, en los comercios, en las industrias y en el transporte, se produciría inevitablemente el caos y el retroceso.

 

Conclusiones

La noción de geopolítica más generalizada es la del vínculo entre poder, Estado y espacio geográfico. Para su estudio es necesario utilizar los conocimientos de las ciencias sociales, económicas y políticas, como la historia, relaciones internacionales, geografía política, ciencia política, sociología, economía y antropología. La geopolítica petrolera es la rama más acabada de la geopolítica con su inserción e influencia en espacios geográficos determinados, tomando en cuenta que el petróleo sigue siendo la principal fuente de energía a nivel mundial.

El control de las reservas y de las rutas de transporte son conceptos esenciales en la geopolítica petrolera y para ello es vital entender el mapa petrolero y sus cambios, la localización de los mayores yacimientos y su producción, los llamados cuellos de botella en el espacio marítimo, la disponibilidad de las flotas petroleras, así como los oleoductos.

La seguridad energética constituye una estrategia de los países consumidores que tiene su fundamento en la seguridad del abastecimiento a precios estables, por lo cual usualmente incluye además de petróleo, fuentes como el gas natural y energías renovables. La seguridad energética también supone que los países productores vendan su energía en los mercados. Por otro lado, la independencia energética se relaciona con la autosuficiencia o la dependencia de un país a ciertos proveedores.

La transición energética tiene implicaciones de peso para las grandes naciones productoras de petróleo y también de gas natural, así como para las principales empresas de hidrocarburos. Algunos países productores de hidrocarburos todavía no han evaluado correctamente la necesidad de la transición energética, y para ello solo basta observar la actuación de la mayoría de los integrantes de la OPEP+. Por otra parte, muchas de estas grandes empresas están en proceso de diversificar sus portafolios y construir modelos de negocios que permitan rendimientos adecuados a sus inversiones más allá de los hidrocarburos.

La geopolítica petrolera será sustituida de manera progresiva por la geopolítica de la transición energética, en la cual el gas natural jugará un rol cada vez más importante en el paso de las energías de origen fósil a las energías más limpias. En todo caso, sabemos que los eventos que impactan el mundo de la energía cambian sin previo aviso, lo que hace a la geopolítica petrolera una disciplina en constante transformación, más allá de que la geopolítica resultante de la transición energética será algo muy distinto a lo que hoy conocemos.

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